De pequeños creemos que siempre estaremos del mismo tamaño, que la vida estará llena de diversión o que aunque crezcamos todo seguirá igual sin cambiar nada. Hasta nos volvemos personas aburridas, sin nada más que hacer, que no sea vivir para trabajar sumiéndonos en una angustiante rutina.
Olvidamos vivir momentos memorables para recordar y con frecuencia arrastramos a seres queridos en una rutina colectiva. Es hora de despertar y comenzar a vivir. Al final del camino es mejor mirar el pasado con una sonrisa que recordarlo con pesimismo al no haber logrado lo que tanto se deseaba.
Todos tenemos la capacidad de vivir rodeados de aventuras constantes. Sin importar que tan tímido o introvertido seas o que el trabajo te limite y no puedas hacerlo. Aun así, hay que tener presente que para todo hay tiempo, la cuestión es saber qué hacer con ese tiempo.
Muchos son los casos en donde preferimos invertir la mayoría del tiempo libre visitando algún website en lugar de invertirlo en algo que quisiéramos aprender.
Es común oír en las personas decir “¿cómo habría sido mi vida si hubiese aprendido a tocar un instrumento musical? Habría sido feliz porque fue algo que siempre quise hacer”. Es hora de comenzar a pensar en el presente y darnos cuenta de que no importa la edad, aun podemos hacerlo.
Nuestro cerebro está programado para hacernos sentir bien, solo debemos tener ganas de hacerlo y comenzar a armar una estrategia acorde y que vaya liada a nosotros, las actividades pequeñas como esta pueden incluso afianzar nuestros lazos familiares.
La rutina nos aleja de aquello que anhelamos y queremos, la necesidad de ser feliz es motivo de angustia inquietante. Esta nos frena y no nos permite avanzar para así alcanzar nuestras metas. Por eso es importante añadir novedades al día a día para hacerlos diferentes uno del otro.
Debemos exponernos a situaciones ajenas de nuestras costumbres, hacer cosas que normalmente no haríamos y abrirnos a las posibilidades de siempre hacer algo diferente. Como cuando alguien te invite a realizar algo nuevo no está demás dar una respuesta positiva.
Siempre habrá algo que hacer aunque no lo veamos. La felicidad es efímera y depende de cada uno hacerla duradera, no podemos conformarnos con tan poco, debemos ir más allá de todo haciendo la diferencia en nosotros mismos y en nuestro entorno.
La familia es importante y en base a eso hay que trabajar, en la medida en que estemos bien, ellos también lo estarán. Recuperar la comunicación con nuestra pareja y la estadía con nuestros hijos forma parte de este arduo, pero no imposible, trabajo.
Si este artículo te gusto, haz click aquí y conoce más afondo sobre el tema.