Un material que no puede faltar en ninguna mochila

Hoy han empezado las clases mis hijas, la pequeña todavía hoy me ha dejado con mal sabor de boca es su segundo año y se ha quedado llorando, la verdad que el nudo en la garganta lo hemos tenido muchas madres durante toda la mañana hasta que por fin ha llegado la hora de poder recogerlos. Que diferente es llevar a dos niñas de diferentes edades, la grande ha entrado a quinto ya ni siquiera ha querido que yo la acompañara a la clase, hasta el año pasado en su primer día la llevaba por el peso que tenía la mochila y la dejaba en su clase, hoy eso ha pasado a la historia tan solo el recuerdo y la tristeza es lo que me ha invadido cuando la he visto subir las escaleras. Sin embargo la pequeña ha entrado con total normalidad, pero cuando ha llegado la hora de la despedida, se ha agarrado a mi cuello, y con lágrimas en los ojos me ha dicho te echo de menos mamá, seguro que más de una os sentís muy identificada conmigo en estos momentos.

Como vemos la diferencia es atroz, una se me ha hecho mayor y ya casi no necesita de mi para seguir andando, y la pequeña me echa de menos y no puedo soltar su mano todavía. Cuando ayer preparaba sus ropas y sus mochilas también me di cuenta de lo diferentes que son y de las vidas tan distintas que van a llevar, claro la diferencia de edad es un punto clave para que sucedan estas cosas, la mochila de la pequeña llevaba una merendera con su desayuno, acompañado de una botella de agua y un paquete de pañuelos, en cambio la mayor llevaba todos sus libros, la carpeta, estuches y como no pueden faltar en la mochila de ningún niño de primaria un paquete de papel din a4 80 gr imprescindibles por supuesto para empezar a trabajar. La verdad que he sentido mucha pena, pero la vida es así y es muy bonito a la par de triste poder verlos crecer dándote cuenta de lo lejos que van llegando y que la dependencia que han sentido siempre por ti va disminuyendo con ese tiempo que los va haciendo mayores, convirtiéndolos en personitas responsables que saben caminar solos.  Días en los que me siento triste pero igualmente orgullosa.